La muerte, ¿te ocupa, te preocupa?
-Bueno, es quien nos acompaña, ¿no? Está presente siempre, hasta que finalmente nos toca. La muerte lejos no puede estar. Porque somos burbujas que se rompen con una facilidad absoluta. Pero ella no es una presencia que me impida cantar, ni ser feliz, hoy. Si la ignoramos demasiado somos unos ridículos, como ése que se pega un pedo tremendo y sale a 180 y mata gente... Algo más: creo que si sos una persona enfermiza con la muerte te vas a hacer muy amigo y te va a llevar antes. Importa darse cuenta de la devoración que sucede en el universo. Prestar atención, astronómicamente hablando, tanto a la devoración como al nacimiento que se produce constantemente de a trillones de partículas. Un fragor debe haber en todo esto... Si no entiendo esto no podría crear. Perece una cosa y nace otra. Frente a tal magnitud, si uno se queda pensando en eso, pucha, empieza la tragedia. Un amigo me decía: "Me imagino que cuando me muera vendrá un tipo con una risotada jojojo ... Vení, boludo, me dirá el tipo parecido a Papá Noel". Ese jojojo vendría a ser la risa de Dios.
A la palabra Dios, ¿la decís con mayúscula?
-Cuando era joven la escribía con minúscula, le temía. Hoy lo pongo con mayúscula porque uno más uno es Dios. Punto. Dios no es nada en particular, es una idealización que hemos aguantado insoportablemente. Creo que Dios es práctico, nos evita explicaciones.
Dios, ¿es una sílaba para frenar el vértigo de las preguntas?
-Esto es tan insondable? Más vale tener una cosa práctica para nombrar. Entonces decimos Dios. Vos viste que en las religiones de origen musulmán todo es texto, no hay visualización de Dios. No hay barba, no hay cruz, no hay un chino con los ojos en paz como Buda. Muy piola eso. Ahora, si pensamos que Dios es alguien que nos está viendo y si hacemos una macanita nos cae un rayo... cagamos, ¿ok?
De modo que tener a Dios es práctico.
-Mejor tener a Dios que no tener a nada... Si no, ¿cómo nombrás el conjunto de cosas que no son Dios? Sería abrumador, asfixiante. No tener a Dios te convierte casi en rata, ¿no?