Invertidos
Entonces y los ojos abrio y sentado se encontro clavado en la mesa con las manos, en la silla de enfrente ya no habia nadie pero. Sus garras ya el tiempo marcado habia y dejado ir habia. ademas sin embargo, sobre la mesa del cigarrillo, el cenicero quedaba y provocada su ausencia de las cosas por la inconciencia, las palabras la no mesura de que se dicen lo. Espalda su, camisa blanca su, despedia su cuello que se desde la puerta abria en pares. en los mares sumergida ya calle.
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