
Barcelona, 4 de enero de 1978,
Lo único que pude hacer fue dejarle una carta en el correo. Dejarla y salir corriendo a buscar la partida, lo más rápido posible, los más inadvertido posible para que nadie me encuentre en la huida.
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Barcelona me recibió con los brazos abiertos.
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En un ataque de lucidez Luca me rapto para hacer una caminata. Ahí la primer imagen:
La catedral se ilumino en el mismo instante que yo la mire por primera vez. Una sombra de palomas que volaban estallo con el foco de luz.
-Esta es la Catedral de Barcelona. Parece que acá los hacían freír a todos- me dijo Luca.
Era una imagen avasallante: El rostro de mi primo, los aleteos que se alejaban, unas palabras con un acento temido y la luz de la noche que se quedaba robada entre las gárgolas.
Estaba allí. Finalmente estaba allí.
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Esa noche dormí como creo nunca haber dormido.
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Coincidió la estabilidad de mi economía con que Isabel me ofreciera un altillo detrás de Santa María del Mar para ir a vivir, así que después de chequear que el piso estaba muy bien, me despedí de mi habitación de los Rodero y lleve mis trastos hasta este escritorio donde ahora están mis papeles. Es el ultimo piso del edificio con la escalera más empinada y más angosta del planeta. A pesar de los posibles porrazos que uno tiene que enfrentar noche a noche al encarar el periplo de subir esta cuesta, el departamento esta muy bien. Son 30 metros sin divisiones, solo para un baño, lavadero, tender.
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Hay una calidez en el cuarto que me hace sentir bien. El humo, ahora de Ducados, que cambie a mis tan preciados Parliament, cubre el poco espacio libre que dejan la cama y el escritorio. La luz de la ciudad entra como de a pincelazos desde la calle, y muy al fondo, con un esfuerzo y una imaginación de locos, se puede llegar a escuchar el rugido del mar. Se me da por romper el silencio con los discos que conseguí prestados. El tocadiscos me lo dieron los Rodero, “hasta que consigas uno”.
Ahora suena Ascenseir pour l´échafaund. Desde el comienzo de esta carta se fue repitiendo una y otra vez, intercalado con Edith Piaf, como un chico encaprichado en la misma canción que lleva mi mano al pintar la hoja.
3 comentarios:
que lindo.
todo. que lindo todo.
ésto. vos acá, o allá,
pero estando acá estás un poco más...
acá.
me alegra que estés acá, en este medio, que tiene un poco de raro,
un poco de nada especial (hello, it's just a web podrán pensar), o un poco de mágico.
para mí tiene más de mágico que otra cosa.
acá volvemos a estar en aquella mesa ovalada, contra la pared tapizada con el pañuelo gigante, con la tele 14'' en el medio, con un rombo pintado en un ojo, con las yemas que pintaron ese rombo manchadas con la evidencia irrefutable.
desde mx, desde ba. acá nos sentamos a esa mesa.
allá y acá, pero todos los días
a las 11 en casa.
todo. que lindo todo.
que bueno tenerte cerca de alguna manera...juani
Como un abrazo. Nos vamos juntando. No son sólo palabras. Yo me imagino a Uds. leyendo, riendo, escribiendo. A su vez yo leo, r+io y escribo. Los veo y entonces ya es mucho más que palabras. Es como darnos un abrazo. Todo esto me hace muy bien Nachi. Espero que a vos también. Gracias por compartir.
O.
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